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El origen de este linaje alcanza tiempos muy remotos. En historias, crónicas e instrumentos de gran antigüedad se encuentran datos que pretenden explicarlo; pero como esos datos se basan en hechos que no están esclarecidos y que probablemente no tuvieron existencia más que en la fábula, conviene, al recopilarlos, ir sometiéndolos a un examen que descubra la garantía de verosimilitud que pueden ofrecer y evite caer en los errores en que tantos tratadistas incurrieron. Este camino, que es el único discreto, es el que a continuación vamos a seguir. Antiguas crónicas de Cataluña, a las que Pedro Tomich sigue en la suya, refieren que en tiempos del príncipe franco Carlos Martel, que tenía en su nombre el gobierno de Guiana, o el de Aquitania, el caudillo Otger Catalón, era señor de un castillo denominado Catalón, por lo que le llamaron Otger de Catalón. Este caudillo, ayudado de nueve insignes capitanes, decidió en 733 la empresa de pasar a Cataluña a pelear contra los moros, y para llevar a cabo sus propósitos atravesó con un ejército de veinticinco mil hombres los valles de Arán y Aneo. En breves días ganaron la Cerdanya y continuaron el camino hacia Gerona, poniendo cerco a la villa de Ampurias, punto muy principal de las concentraciones enemigas. Murió en 735, hallándose sobre esta plaza, el referido Otger Catalón, y entonces fue elegido por General de aquel ejército.