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Este apellido es muy extendido en la penísula con numerosas casas solariegas. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la campaña del rey Sancho VII, en 1215, formando parte de las tropas que conquistaron varias localidades valencianas y que el papa Honorio III reconoció su propiedad en 1216. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la promoción del cultivo de la caña de azúcar en las Antillas en 1644. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Amarille. Son sus armas: En azur, un hombre armado de plata con una espada desnuda del mismo metal en su mano diestra y un estandarte en la izquierda; a sus pies, cinco cabezas de moro con tubantes blancos. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia A., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento espada indica que la familia tiene origen militar de probado valor a las órdenes en uso de la época. Los esmaltes del arma de los A. pregonan los siguientes valores: el Azur corresponde al símbolo del agua, de la continuidad de la vida, es un color de nobleza, belleza, castidad y fidelidad, además otras virtudes caracterizaban a la familia, tales como la abundancia económica, la perseverancia, la suerte, la fama y el afán de victoria.