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Nombre de la esposa de san Isidro, María de la C., también beatificada. De particular advocación en Andújar, donde tiene dedicado un santuario. Apellido andaluz, descendiente de un ganadero llamado Martín Alhaja, el que en cierta ocasión, mostró a las tropas de Don Alfonso VIII, que se hallaban sitiadas por los moros, un camino al principio del cual estaba la cabeza de una vaca devorada por los lobos, por el que podían salir de la apurade situación en que se hallaban. Lo hicieron así las tropas cristianas y rehaciéndose, lograron contra los moros la memorable victoria de las Navas de Tolosa el 16 de julio de 1212. Este linaje probó su nobleza en la Orden de Santiago y en la de San Juan de Jerusalén y Reales Maestranzas de Ronda, Granada y Sevilla. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia C., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales. Los esmaltes del arma de los C. pregonan los siguientes valores: el Oro es el símbolo del Sol, origen de la vida, sus características espirituales corresponden a la fé, clemencia, templanza, caridad y justicia, por otra parte dicho esmalte señala a la familia con la felicidad, el amor, la nobleza y el esplendor, es decir, es el más noble de los metales.