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Este linaje de C., que algunas veces, a través de la historia, fue denominado también "Castroveteri" y "Castrovetulo", tuvo su primitivo solar, según algunos tratadistas, en Borgoña, donde poseía el señorío de Rosanes. Pasó a España con un caballero llamado Benito C., que ayudó al conde Borrell, de Barcelona, a recuperar las tierras que había perdido, desde Vic a Solsona. Febrer cita también a Guillermo C., barón de Rosanes, que tomó parte en la reconquista de Barcelona y de Valencia. La familia de C. es, como dice Salazar y Castro, una de las más nobles y ancianas de la corona de Aragón, de pariente mayor, conocida, heredada y recomendable desde la conquista de Cataluña, cuyo solar estuvo en el castillo de C., veguería de Penedés, en el principado de Cataluña. Pasó a Valencia, donde fundó una ilustre casa, con línea en Cerdeña. Otra hubo en la villa de Montblanc, de la provincia de Tarragona. Se extendió también por Aragón. Según Escolano, los de la casa de la citada ciudad de Valencia descienden de Galcerán C. de Rosanes, llamado así porque le cupo en heredamiento el castillo de Rosanes, en el condado de Barcelona. Tomic dice que los C. entraron en Cataluña en 975. En los documentos antiguos investigados y que hablan de este apellido se encuentran los siguientes detalles: Guillermo de C., esposo de doña Adaledis, firma una escritura, al lado del conde de Barcelona, el 29 de abril de 1011. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia C., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento castillo es la característica del dominio feudal, pertenecientes a familias con memoria anterior al siglo XI, es símbolo de autoridad, gobierno y protección.