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Apellido de origen andaluz. Probó su nobleza en las Ordenes de Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa, Carlo III y San Juan de Jerusalén; en las Reales Chancillerías de Valladolid y Granada, en la Real Audiencia de Oviedo y en La Real Compañia de Guardias Marinas. Don José S. de Valderrábano y Dávila fue creado Duque de Montellano y Conde de Saldueña en 1705; Don Fernando S. y Quintano fue creado Marqués de San Fernando en 1806, y Don José de Solís y Jácome, Marqués de Tablantes, en 1863. El Mayorazgo de la familia S. fue fundado en Canarias por Don Alonso de S. y Aguilar, hijo de Melchor de S. y de Doña Isabel de Morales, nieto por línea paterna de Francisco de S. Xuárez, noble caballero de Salamanca, que se estableció en Canarias el año 1510. Doña Inés de S. y Aguilar, hermana de Don Alonso, casó en Telde de Gran Canaria, con Don Juan Vázquez Pacheco, de cuyo matrimonio hubo cinco hijos, los cuales se llamaron Pacheco-S. y Aguillar. Continuó la línea el primogénito Don Tomás, nacido en Las Palmas y bautizado el 18 de marzo de 1592. Fue Capitán de Milicias y primer poseedor del Mayorazgo de S. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia S., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento sol , que está solo en los escudos de gran antigüedad, pues es el sinónimo de Júpiter y de Dios mismo; esta figura sólo es característica de las familias de origen claro y descendencia sin tacha. Los esmaltes del arma de los S. pregonan los siguientes valores: el Oro es el símbolo del Sol, origen de la vida, sus características espirituales corresponden a la