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Don Nuño A. Benavides, hijo-dalgo notorio de sangre, natural de Cangas de Tineo, en el principado de Asturias, fué tronco y progenitor de este ilustre linage. Sirvió con distincion a los reyes católicos Don Fernando V y Doña Isabel I, hallándose en muchas de las importantes jornadas emprendidas por los mismos. Casó con Doña Anselma de Albornoz, y en el año de 1480 se estableció en la ciudad de Valladolid, desde cuya fecha fué esta capital la cuna de casi todos sus descendientes. Su hijo desempeñó el difícil cargo de secretario del cardena Don Francisco Gimenez de Cisneros, cuando este ocupó la regencia, y se halló en la conquista de Orán. Varios de esta apellido, del cual hoy existen muy pocos, se distinguieron en las armas, en la carrera eclesiástica, y especialmente en las ciencias, y han enlazado siempre con esclarecidos linages, como los de Tellez, Ramirez, Pérez de Leon, Rodil, Alonso y otros no menos ilustres. No podemos determinar la época fija en la cual los ilustres apellidos de Álvarez y Benavides se unieron formando uno solo, pero hay fundados motivos para creer que fué en tiempo del rey Don Alonso el Sabio, o sea a la mitad del siglo XIII, en atencion a que el segundo de ellos no alcanza su orígen mas allá del reinado de Don Alonso IX de Leon. Son sus armas: Partido; el primero de oro y un árbol copado con un lobo pasante al pié del tronco; partido de nueve jaqueles de plata y nueve de gules, que es de Álvarez; el segundo de plata y un leon de gules fajado de oro, que es de Benavides. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia A., pues esa era su función, la de manifestar