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Procede del lugar de Alzai, Valle de Sola, en Francia. Pasó a Navarra, y en 1563, Martín de Falces A., descendiente del palacio de cabo de armería de A., del mencionado lugar de Alzai, y natural y vecino de la villa de Falces, del partido judicial de Tafalla, en Navarra, fué reconocido como hijodalgo por la Real Audiencia de Pamplona. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la conquista de Lérida y Fraga (1.149) y Tortosa (1.151 aprox.) acompañando las tropas de los nobles que formaban el ejército de Ramón Berenguer IV y que obtuvieron los mismos privilegios de los Cruzados según la bula de Eugenio III. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Ategui. Son sus armas: De azur, con una roca de oro, cargada de siete piedras de sinople, y de una gata salvaje de plata, armada de gules, con siete abejas alrededor. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia A., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento piedra es la característica del padre de la dinastía, fuerte y sólido ante las adversidades y con amor infinito hacia sus descendientes. Los esmaltes del arma de los A. pregonan los siguientes valores: el Azur corresponde al símbolo del agua, de la continuidad de la vida, es un color de nobleza, belleza, castidad y fidelidad, además otras virtudes caracterizaban a la familia, tales como la abundancia económica, la