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Dice Jerónimo de Blancas que en Aragón hay tres linajes Ayerbe: Uno es el linaje real, otro el de ricoshombres y otro el de caballeros. Juan Matías Esteban manifiesta que el linaje de ricoshombres y el de caballeros son uno mismo, y que, por tanto, son sólo dos los linajes del apellido A. El linaje del origen real procede de los amores ilícitos que tuvo el rey don Jaime I "el Conquistador" con una señora llamada doña Teresa de Vidaure. De esos amores fue fruto un varón llamado Pedro, a quien su padre dio el castillo y la villa de A. (Huesca), cuyo nombre tomó por apellido. Este Pedro de A. tuvo sucesores que continuaron por mucho tiempo el apellido; pero Pedro Vitales asegura que este linaje de origen real acabó por extinguirse, quedando solamente el linaje de los ricoshombres y caballeros, cuyo primitivo solar radicó en la citada villa de A., cuyo nombre tomaron también por apellido, siendo uno de sus primeros varones Alonso de A., natural de dicha villa, que pasó a la conquista de Valencia. Las ramas de esta última casa de A. se extendieron por Aragón y algunas pasaron a Navarra, Valencia y Castilla. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia A., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento faja quiere decir que pertenecieron a órdenes militares de caballería. Los esmaltes del arma de los A. pregonan los siguientes valores: la Plata corresponde al símbolo de la Luna, pureza, sinceridad, templanza, clemencia y amabilidad son las características espirituales de la familia, a las que hay que añadir otras como el afán de victoria y éxito y la elocuencia.