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El orígen de este ilustre y noble apellido, por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrados de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en el reparto de tierras (Villanueva de Castellón) y en las del Valle de Alfandech. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la lucha sindical consecuente a la revolución industrial del siglo XIX, especialmente con la instalación del telar a vapor. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Córdoba. Son sus armas: En azur, dos bandas de oro acompañadas de tres estrellas del mismo metal. Bordura de gules con ocho aspas de oro. El estudio del escudo heráldico familiar nos habla de quienes formaron el orígen de la familia Córdoba, pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento banda quiere decir que pertenecieron a órdenes militares de caballería. Los esmaltes del arma de los Córdoba pregonan los siguientes valores: el azur corresponde al símbolo del agua, de la continuidad de la vida, es un color de nobleza, belleza, castidad y fidelidad, además otras virtudes caracterizaban a la familia, tales como la abundancia económica, la perseverancia, la suerte, la fama y el afán de victoria. Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, fueron muchos los hombres y mujeres que cruzaron el Atlántico en busca de un nuevo horizonte y en concreto los que portaron el apellido Córdoba, extendieron su linaje por América. Así pues, tras nuestra