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El origen de la heráldica se pierde en la noche de los tiempos, en la época en que los guerreros se protegían del mal y demostraban su agresividad decorando sus escudos con símbolos y marcas protectores. Más adelante, la verdadera Heráldica surgió, en la época de las Cruzadas, en la que los caballeros lucían sus escudos de armas como medio para identificarse en la batalla, convirtiéndose estos posteriormente en emblemas de nobleza. La Heráldica se originó pues en los círculos de la más alta nobleza, propagándose posteriormente a otras capas de la sociedad. La concesión del escudo de armas se realizaba a un determinado individuo con el derecho a perpetuarlo en su linaje. Quien fuera el principal ancestro y tronco propagador de este ilustre linaje se ignora por su remota antigüedad, siendo tradicional e inmemorial la nobleza de sus hijos, los cuales han gozado siempre y en todas partes de la consideración y preeminencia correspondientes a sus preclaro nacimientos, siendo la más esclarecida de sus líneas la que se arraigó y floreció en Asturias. Partido Judicial de Llanes, de la que fue Martín de la Espriella y Obio, que nació en el lugar de Obio, del Valle de San Jorge, cercano a Llanes y contrajo matrimonio con Doña Catalina de la Espriella, su deuda y natural de Hormes, otro lugar del mismo Valle de San Jorge, naciendo de esa unión Martín de la Espriella y de la Espriella, natural de Hormes, que casó con Doña Inés de Pando, de igual naturaleza y naciendo de ésta unión Martín de Espriella y Pando, natural, según un expediente de pruebas de Calatrava, de Espriella, y según su propio expediente, de Hormes. Ingresó en la citada Orden de Calatrava en 1625 y estuvo casado con Doña Felipa o Doña Sancha de Hoyos (pues