Español
El linaje Montero es muy extendido por España y América. Tuvo distintas casas solares en el lugar de Llerana, del ayuntamiento de Saro y partido judicial de Villacarriedo (Santander); en el de Lantueno, del Consejo de Santiurde y partido judicial de Reinosa, en la misma provincia; en la villa de Berbizana, del partido judicial de Tafalla (Navarra); en la Olba, del partido judicial de Mora de Rubielos (Teruel); en la ciudad de la Reina (Toledo); en la Granada, con línea en Chile, y en las villas de Palma del Río, del partido judicial de Posadas (Córdoba), y de Oliva de Mérida (Badajoz). En el año 1684, Juan Miguel Montero, vecino de la villa de Berbizana, compareció ante la Real Audiencia de Pamplona y dijo que él y sus antepasados se hallaban en posesión de nobleza como dueños de la casa de Montero. Como ya hemos indicado, de la casa de Montero de la ciudad de Granada partió una línea que se estableció en Chile. También se estableció el linaje Montero en las regiones de: la villa Cordobesa de Palma del Río, villa de Oliva de Mérida. Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, muchos fueron los hombres y mujeres que cruzaron el Atlántico en busca de un nuevo horizonte y en concreto los que portando el apellido Montero, extendieron su linaje por América. Así pues, tras nuestra investigación realizada en el Archivo General de Indias, encontramos que Antonio Montero, natural de Toledo, hijo de Tomás Montero y Ana Gómez, acompañado de su mujer Catalina Carreño y sus hijos, María, Francisca, Isabel y Ambrosio, partieron hacia Nueva España, el 26 de junio de 1578 y Francisco Montero, natural de Sevilla, casado, hijo de Francisco Montero y María de Salcedo, partió