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El apellido P. tiene el mismo origen etimológico que el de Palacio e históricamente procede por corrupción o pluralización de aquél, que unas veces se realizó modernamente durante los siglos XVI y XVIII e inclusive otras durante la Edad Media y aunque estas últimas casas son las menos esclarecidas, cabe estimarlas como las primitivas y auténticas del apellido. Tuvo casas este apellido en las villas de Morentín y Luquin, del partido de Estella (Navarra); en la de Oyón, del partido de Laguardia (Álava); en la de Oñate, del partido de Vergara (Guipúzcoa) y en la de Zalla y aldea de Belandia, del de Valmaseda (Vizcaya). De la casa de Oñate procedió una larga sucesión, que no podemos reproducir aquí por falta de espacio. De la casa de la aldea de Belandia, próxima a la ciudad de Orduña, del mismo partido de Valmaseda, procedieron: Joaquín María, Pedro y Juan de P. y Orúe, que el 14 de Marzo de 1793, obtuvieron declaración vizcaína en la Chancillería de Valladolid. Del Valle de Carranza, en las Encartaciones, procedieron: Francisco, Manuel, José, Joaquín y Felipe P. y Sarabia, que el 27 de Marzo de 1765, ganaron en la misma Chancillería de Valladolid declaración de vizcaína. Sus caballeros se destacaron por su nobleza y espíritu de lucha siendo buenos guerreros y teniendo muy buena fama entre la corte. Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, muchos fueron los hombres y mujeres que cruzaron el Atlántico en busca de un nuevo horizonte y en concreto los que portando el apellico Palacios extendieron su linaje por América. Así pues, tras nuestra investigación realizada en el Archivo General de Indias, donde consta el nombre de los pasajeron que viajaron al Nuevo Mundo, encontramos que Don Diego de Palacios, natural de Torrijos, hijos de Alonso de Palacios y Luisa de