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Envuelto en fábulas y mitos aparece el origen de este apellido en muchas obras antiguas y modernas. Hay en ellas ostensibles falsedades, anacronismos y contradicciónes en lo que atañe al tronco del linaje y a sus primitivas generaciones. No cómo fábula o leyenda, sino como suceso histórico confirmado, se ha escrito repetidamente que el linaje de Q. tiene su origen en Constantino (hijo del Emperador de Constantinopla del mismo nombre), quien con un poderoso ejército defendió al Pontífice Estéfano II de la opresión que le tenía Desiderio, y derrotó a los longobardos, siendo tal la gratitud de dicho Papa al recobrar su libertad, que hízole exclamar que se la debía "después de Dios a Constantino". Pero otra versión viene a explicarlo con notoria ligereza, asegurándonos que a donde acudió Constantino con su gente fué a España, para ayudar al Rey don Ramiro I en las guerras de los moros de Toledo y Zaragoza, y que encontrándose en una batalla, que se libró en el año 846, muy cerca del Monarca y viéndole caer del caballo, le gritó en su idioma griego: "Is quirós, Is quirós", que quiere decir: "tente fuerte, tente fuerte", mientras acudía a levantarlo, cediéndole presto su propiro caballo y armas y salvándole así de la muerte. Un día más tarde, recorriendo el campo agareno Constantino y el Rey, refirió éste el suceso a quienes les acompañaban, confesando "deber a Constantino la vida después de Dios, por lo que aquél comenzó a llamarse Constantino Q."