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El origen de este ilustre apellido, por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la Custodia de Benedicto XIII en Peñíscola que acompañaron al Papa aragonés hasta su muerte. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la instauración de la primera República y la configuración de la Constitución Federalista de la misma, pues militaban en el mismo partido que Pi y Margall y Ferraté. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Torrontegui. Son sus armas: Escudo mantelado. Primero. En plata, un árbol, de sinople, con un lobo, de sable, pasante al pie del tronco. Segundo: En oro, cinco panelas de gules puestas en aspa y el mantel de sinople, con una torre de plata. Bordura general de gules con un trozo de cadena de oro. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia T., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento árbol (roble, pino, ciprés) significa que la nobleza de la familia es antigua y va asociada con la benignidad y la perseverancia, virtudes supuestas de sus componentes. Los esmaltes del arma de los T. pregonan los siguientes valores: la Plata corresponde al símbolo de la Luna, pureza, sinceridad, templanza, clemencia y amabilidad son las características espirituales de la familia, a las que hay que añadir otras como el afán de victoria y éxito y la elocuencia.