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Nombre latino. Procede de Hadrianus, familia romana natural de la localidad de Hadria, en aquel tiempo cercana al mar Adriático. San Adrián fue soldato de la guardia pretoriana del emperador Galerio, elegido césar de Oriente por Diocleciano el año 293. En un imperio decadente donde la injusticia campaba por sus fueros, Adrián se parcató de la fortaleza y serenidad de los cristianos y fue martirizado en Nicomedia, ciudad situada en la parte septentrional del Asia Menor, el año 303. En la villa de Motrico, del partido judicial de Vergara (Guipúzcoa). Santiago A. probó su hidalguía ante la Justicia ordinaria de Motrico en 1568. Son sus armas: De oro, con una banda de gules, acompañada en punta de ondas de agua de plata y azur. Bordura de sable, cargada de cuatro veneras de plata y cuatro estrellas de oro, puestas alternadamente. Cimera: El busto naciente de un peregrino, al natural, puesto de frente, que lleva en su diestra el clásico bordón con su calabaza, y en su izquierda empuña el cabo de una cadena de azur, cuyos eslabones caen sobre el temble. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia A., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento banda quiere decir que pertenecieron a órdenes militares de caballería. Los esmaltes del arma de los A. pregonan los siguientes valores: el Oro es el símbolo del Sol, origen de la vida, sus características espirituales corresponden a la fé, clemencia, templanza, caridad y justicia, por otra parte dicho esmalte señala a la familia con la felicidad, el amor, la nobleza y el esplendor, es decir, es el más noble de los metales.