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El origen de la heráldica se pierde en la noche de los tiempos, en la época en que los guerreros se protegían del mal y demostraban su agresividad decorando sus escudos con símbolos y marcas protectoras. Más adelante, la verdadera Heráldica surgió, en la época de las Cruzadas, en la que los caballeros lucían sus escudos de armas como medio para identificarse en la batalla, convirtiéndose estos posteriormente en emblemas de nobleza. La Heráldica se originó pues en los círculos de la más alta nobleza, propagándose posteriormente a otras capas de la sociedad. La concesión del escudo de armas se realizaba a un determinado individuo con el derecho a perpetuarlo en su linaje. Quien fuera el principal ancestro y tronco propagador de este ilustre linaje se ignora por su remota antigüedad, siendo tradicional e inmemorial la nobleza de sus hijos, los cuales han gozado siempre y en todas partes de la consideración y preeminencia correspondiente a sus preclaros nacimientos, siendo la más esclarecida de sus líneas la que se arraigó y floreció en Vizcaya. Este antiguo y noble linaje tuvo sus orígenes en la villa de Carranza, del partido de Valmaseda (Vizcaya). Son sus armas: De azur, con una estrella de oro. Bordura de plata con ocho rosas de gules. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la corte personal de Doña Urraca López de Haro, nombrada señora de Estella a primeros del siglo XIII. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de el descubrimiento de las Islas Marquesas (Océano Pacífico),