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Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en el concilio de León de 1020 en el que se reconocía la supremacía de la jurisdicción real sobre los nobles, también esta familia estuvo relacionada con el concilio de Coyanza de 1050 en que se confirmaron las resoluciones del anterior. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de las huestes de los tercios de Nápoles, mandados por D. Fernando de Toledo duque de Alba, que ostigaron en 1557 a las tropas del Duque de Guisa que fueron derrotas sin presentar batalla y obligadas a retirarse otra vez a Francia con deshonra y oprobio. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Díez Zorrilla. Son sus armas: Partido: primero, en gules, un castillo de oro, y saliendo de su puerta, un brazo vestido de gules, empuñando en la mano una espada de plata; bordura de oro con diez cabezas de moro con turbantes rojos (que es Díez), y segundo, también partido: la diesra de oro, con un árbol de sinople y dos zorroz de sable, empinados a su tronco, uno a cada lado, y la izquierda de azur, con un castillo de plata, con la siguiente leyanda en letras de sable: "Velar se deba la vida, de tal suerte que viva quede en la muerte". El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia D., pues esa era su función, la de manifestar a