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Quien fuera el principal ancestro y tronco propagador de este ilustre linaje, se ignora por su remota antigüedad, siendo por tanto tradicional e inmemorial la nobleza de sus hijos, los cuales han gozado siempre y en todas partes de la consideración y preeminencias correspondientes a sus lustros nacimientos, no siendo la más esclarecida de sus líneas la que se arraigó y floreció en Cataluña. Apellido derivado del de Gallart, que tomó esta nueva denominación al pasar de Castilla, debido a transcripciones, leniciones y pronunciación. El linaje Gallart, de origen catalán, tuvo solar en la ciudad de Lérida. Se extendió luego por el alto Aragón, creando nuevas casas en las villas de Panticosa y Benabarre, de la provincia de Huesca. También pasó a Valencia. Otras ramas pasaron a Méjico y Chile. Caballeros de este apellido probaron su nobleza en la Orden de Santiago. Don Fernando VII concedió, el 11 de mayo de 1810, el título de Marqués de Guadalupe G a Don Manuel Rincón G y Berrito, caballero de Santiago, vecino de Méjico. Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, muchos fueron los hombres y mujeres que portando el apellido Gallardo, extendieron su linaje por América. Así pues tras nuestra investigación realizada en el Archivo General de Indias, donde consta el nombre de los pasajeros que viajaron al Nuevo Mundo, encontramos que Pedro Gallardo, natural de Moguer, grumete en la nao de San Francisco, Capitán de la Armada de Nueva España, partió el 2 de mayo de 1596. El estudio heráldico familiar nos habla de quienes formaron el origen de la familia Gallardo pues esa era su función la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales. El escudo de armas de los Gallardo está formado por: un campo de oro, que simboliza el sol, origen de