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Apellido de origen asturiano. Lleva las mismas armas que le apellido T., también de Asturias. Del concejo de su nombre. Caballeros de esta apellido probaron su nobleza en las Ordenes de Santiago, Alcántara y Carlos III y en la Real Chancillería de Valladolid. Tuvo este apellido su casa solar en Asturias. Muchos linajes de este apellido probaron su nobleza en las Órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa, (corporaciones nacidas para luchar contra los moros, cooperando a la Reconquista, y asegurar el orden, protegiendo a los peregrinos y desvalidos), Carlos III y San Juan de Jerusalén (es una orden religiosa militar fundada en el siglo XI); numerosas veces en las Reales Chancillería de Valladolid y Granada, en la Real Compañía de Guardias Marinas y en la Real Audiencia de Oviedo. Los de Asturias traen por armas: En campo de plata de gules, un pino al natural, con dos cabras, una echada al pie del árbol y otra empinada al tronco; una venera de plata en jefe, y dos en cada flanco. Otros traen: En oro, sies bezantes, de azur, puestos en dos palos. Bordura componada de oro y azur. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia G., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento cabra es el símbolo de luxuria, y de deshonestitad. Virgilio le llama petulans. No se puede saber por qué algunos la traen por Armas, aunque hay razón para inferir que sea por haber sujetado algún perverso enemigo. Los esmaltes del arma de los G. pregonan los siguientes valores: la Plata corresponde al símbolo de la Luna, pureza, sinceridad, templanza, clemencia y amabilidad son las características espirituales de la familia, a las que hay que añadir