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En la villa de Legazpia, del partido judicial de Vergara (Guipúzcoa), donde probaron su hidalguía Martín y Miguel de M. en 1483. Francisco de M. lo hizo en Eibar en 1675. Tuvo este apellido su casa solar en Guipúzcoa. Muchos linajes de este apellido probaron su nobleza en las Órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa, (corporaciones nacidas para luchar contra los moros, cooperando a la Reconquista, y asegurar el orden, protegiendo a los peregrinos y desvalidos), Carlos III y San Juan de Jerusalén (es una orden religiosa militar fundada en el siglo XI); numerosas veces en las Reales Chancillería de Valladolid y Granada, en la Real Compañía de Guardias Marinas y en la Real Audiencia de Oviedo. Los de Guipúzcoa traen por armas: De oro, con un águila de sable, exployada, con el pico de gules y en él un volante que dice: "Si Deus nobiscum, quis contra nos". Otros traen: Cortado por una faja de gules y cuartelado; el primero y el cuarto de oro y una águila de sable; el segundo y el tercero de plata y tres fajas de sable, sobrepuesto un leon de gules; el jefe cosido de oro y una águila imperial; sobre el todo escuson jaquelado de oro y azur. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia M., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento águila , que es la más noble de las figuras utilizadas en heráldica, es el símbolo del rey del cielo, emperador de los pájaros, custodia del rayo y su significado es el de la fuerza y poder terrenal por la Gracia de Dios. Los esmaltes del arma de los M. pregonan los siguientes valores: el Oro es