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Bernardo M. pintaba en su escudo una esfera que sustentaba un leon, en campo de plata, significando con este emblema sus hechos y apellido. Fué el terror de los moros, quiene apenas divisaban su bandera, huian precipitadamente como lobos a la vista de un fiero leon. Era natural de Barcelona, de nobleza conocida, y jamás repara ba en arrojarse entre la muchedumbre de los moros. El rey Don Jaime le dió hacienda en el lugar de Capaymona del valle de Xeta. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la conquista de Lérida y Fraga (1.149) y Tortosa (1.151 aprox.) acompañando las tropas de los nobles que formaban el ejército de Ramón Berenguer IV y que obtuvieron los mismos privilegios de los Cruzados según la bula de Eugenio III. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Monredon. Son sus armas: Una esfera que sustentaba un leon, en campo de plata. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia M., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales. Los esmaltes del arma de los M. pregonan los siguientes valores: la Plata corresponde al símbolo de la Luna, pureza, sinceridad, templanza, clemencia y amabilidad son las características espirituales de la familia, a las que hay que añadir otras como el afán de victoria y éxito y la elocuencia.