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Los de este muy antiguo y noble linaje catalán se dice descienden de Galcerán Guerau de P., que fue uno de los nueve capitanes que con Otcher u Otger Cathalón recuperaron a Cataluña del poder de los moros por los años de 730. En las historias y crónicas de la edad media aparecen siempre los P. como caballeros muy principales, repitiéndose frecuentemente en ellos los nombres de Pedro y de Galcerán. Mosén Jaime Febrer cita a un Galcerán P. que sirvió a don Jaime I de Aragón en la conquista de Valencia. Cuando don Ramón Berenguer, conde de Barcelona, marchó con una poderosa escuadra contra la ciudad de Almería, llevando en ella toda la flor de los ricohombres y caballeros de sus tierras, nombró por almirante de la flota a otro Galcerán P., quien, ya viejo, dejó por heredero y sucesor a su hijo primogénito y tomó el hábito de monje en el monasterio de las Santas Cruces, que años antes habían fundado don Guillén Tamón de Moncada y Pedro Alemany en prueba de enmienda y arrepentimiento de la muerte que los tres habían dado al arzobispo de Tarragona en el campo llamado de Mata Bous. Dicho caballero recibió sepultura en el citado monasterio. Doña Francisca de Castro y P. casó con Juan Borja, tercer duque de Gandía. Y otros miembros del linaje P. enlazaron con nobles familias catalanas, valencianas y aragonesas, vistieron el hábito de la Orden de San Juan en el Gran Priorato de Cataluña y posejeron varias baronías, castillos y títulos nobiliarios. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia P., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales. Los esmaltes del arma de los P. pregonan los siguientes valores: el Oro es