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Este apellido es de los más extendidos en el Alto Aragón. En ninguna de las diversas ejecutorias que se conocen de este linaje se menciona su origen y procedencia, pero en todas se le hace radicar su solar en el siglo XV en Aragón, en el pintoresto pueblo de Nocito, cabeza del valle de su nombre, situado detrás de la sierra de Guara, de cuyo pueblo dista muy poco el lugar de abellada. Esto hace creer que en este lugar tiene su origen este apellido. Los naturales del país le llaman Abellana, que es como antiguamente se le conocía. Sin duda fué dado a alguno de los caballeros de la Reconquista en señorío, como acontecía con otros, y de ahí provino el llamarse los señores de Abellana, A. El citado lugar es un pueblecito que sólo cuenta treinta almas, situado al sur de la montaña de Aspé, en el valle de Nocito, sobre una altura del terrero escabroso y frío. En el siglo XV, el linaje A. radica ya en Nocito con casal propio y usando escudo de armas, tanto en la fachada como en algunos muebles de la casa solariega, de la que era señor y poseedor a mediados de dicho siglo Antón A., casado con Gracia Santamaría, el cual desempeñó varios cargos públicos, señal inequívoca de que era tenido por todos como legítimo infanzón de sangre y naturaleza, pues en dicho valle los cargos públicos era desempeñados sólo por infanzones. Una prueba más de la hidalguía de esta apellido era el que tenía armas propias. Del mencionado matrimonio nació Juan A., que continuó residiendo en Nocito.