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Este apellido es muy extendido en la penísula con numerosas casas solariegas. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la repoblación de Estella, fines del siglo XII, siendo una de las familias a residir intramuros de la ciudad. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la fundación de Monterrey, siendo uno de los 25 hombres que D. Francisco de Ibarra, natural de Durango y gobernador de Nueva Vizcaya, envió al norte de Nueva España (Méjico). Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Anzue. Son sus armas: Cuartelado por un aspa de oro, primero, en oro, un águila de sable; segundo, en azur, tres flores de lis de oro en palo, y dos estrellas de plata, formando una cruz con las flores; tercero, en gules, una torre de plata, y cuarto; en plata un árbol de sinople y dos lobos de sable empinados al tronco. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia A., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento águila , que es la más noble de las figuras utilizadas en heráldica, es el símbolo del rey del cielo, emperador de los pájaros, custodia del rayo y su significado es el de la fuerza y poder terrenal por la Gracia de Dios. Los esmaltes del arma de los A. pregonan los siguientes valores: el Oro