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De Vizcaya, con casa solar en la villa de Valmaseda, de la que fué Sebastián de Bárcena, natural de Valmaseda, esposo de doña Francisca Comalave, de igual naturaleza, y ambos padres de Pedro C. de Bárcena Comalave, natural de Valmaseda, que casó con doña Constanza de Prado, natural de Palermo, naciendo de esta unión Francisco C. y Prado, natural de Palermo, Alguacil Mayor de la Inquisición en el reino de Sicilia y Caballero de la Orden de Alcántara, en 1651. Son sus armas: En el expediente de pruebas del citado caballero se dice que en la casa de la villa de Valmaseda, habitada por doña Sebastiana C. de Bárcena, hermana de Sebastián C. de Bárcena, abuelo del pretendiente, había unos reposteros con las armas de la familia, que estos reposteros fueron consumidos por un incendio, y que las citadas armas eran: En campo de azur, una espada desnuda de plata, en abismo, acompañada de trece roeles de gules. En este escudo está el color roeles sobre el color del campo, en contra de las leyes heráldicas. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia C., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento espada indica que la familia tiene origen militar de probado valor a las órdenes en uso de la época. Los esmaltes del arma de los C. pregonan los siguientes valores: el Azur corresponde al símbolo del agua, de la continuidad de la vida, es un color de nobleza, belleza, castidad y fidelidad, además otras virtudes caracterizaban a la familia, tales como la abundancia económica, la perseverancia, la suerte, la fama y el afán de victoria.