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Los de este apellido proceden de la isla de Mallorca, desde donde pasaron a Cataluña en tiempos muy antiguos, creando casa solar en la villa de Vilafranca del Penedés, de la provincia de Barcelona. De ese solar fueron descendientes caballeros muy principales que se distinguieron en el servicio de los reyes de Aragón. En 1800 fue concedido el título de barón de Perpinyá a don Francisco de N. y de Perpinyá. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la comitiva que negoció la libertad de Alfonso V, hecho prisionero por Francisco Sforza y liberado por Vizconti. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Nuix. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia N., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento torre significa que la nobleza es sólida y antigua, pues solamente los muy ricos podían costearse su construcción. Los esmaltes del arma de los N. pregonan los siguientes valores: el Azur corresponde al símbolo del agua, de la continuidad de la vida, es un color de nobleza, belleza, castidad y fidelidad, además otras virtudes caracterizaban a la familia, tales como la abundancia económica, la perseverancia, la suerte, la fama y el afán de victoria.