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Este apellido es muy extendido en la penísula con numerosas casas solariegas. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la intervención del ejército de Don Fernando de Antequera en la pacificación de Cataluña después del compromiso de Caspe en 1.412 y también en la custodia del Conde de Urgel, Jaime I el "disortat", preso en el castillo de Xátiva en la celda vecina a la sala del Duque de Calabria. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de túnez, acompañando las tropas de asalto en la conquista del 7 de Octubre de 1.573. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Picaño. Son sus armas: En azur, cinco flores de lis, de oro puestas en aspa; en punta, tres ondas de azur y plata. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia P., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento flores está ligada al propio (rosas nombre de la familia y a su probable origen foráneo rosa) (inglés o alemán). Los esmaltes del arma de los P. pregonan los siguientes valores: el Azur corresponde al símbolo del agua, de la continuidad de la vida, es un color de nobleza, belleza, castidad y fidelidad, además otras virtudes caracterizaban a la familia, tales como la abundancia económica, la perseverancia, la suerte, la fama y el afán de victoria.