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El origen de este ilustre apellido, por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente en la repoblación de Castilla del siglo XII, siendo una de las 100 familias que se les otorgó la zona de Segovia. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la negociación con los franceses en el Tratado de la "Devolución" de los Países Bajos a Francia en 1662, reinando Felipe IV. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Velázque. Este antiguo y noble apellido castellano tuvo como tronco propagador a Doña V., mujer de Don Bermudo EI Rey de León. En el transcurso de los tiempos, la saga familiar establecida en sur de España y en Canarias, a igual que sus descendientes que cruzaron el Atlántico, utilizaron la forma de Velázque, Velásquez y Velásque, indistintamente. Se estableció en Canarias, hallándose principalmente en las Islas de Gran Canaria, Lanzarote y Fuenteventura. Caballeros de este linaje probaron su nobleza numerosas veces en las Ordenes de Santiago, Calatrava, Carlos III y San Juan de Jerusalén; en la Real Chancillería de Valladolid, en la Real Audiencia de Oviedo y en la Real Campañía de Guardias Marinas. El Barón de Cobos de Belchite, distingue el apellido Blázquez, como patronímico, derivado del nombre de Blas. Sus armas, aunque parecidas al las de Velázquez, tienen una notable diferencia. Por el contrario la rama de estos apellidos establecidos en Asturias, que probó su nobleza en la Reál Audiencia de Oviedo, en los años 1794 y 1827, llevan