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La familia A., antigua y esclarecida en la nobleza maltesa, dio su nombre a un pueblo de la isla, que perteneció a su señorío, la villa de A., sita a la mitad de camino, entre la Valletta y la Citta-Vechia o Notabile, antigua capital de Malta. El comendador Abela dice, al tratar de las familias nobles maltesas: "El rey Federico concedió en feudo el territorio de la Saccaja a Francisco A., para sí y para sus sucesores y descendientes legítimos, con la obligación de concurrir al servicio militar con un ballestero. Consta esta donación en los registros de los años 1360 y 1366, carta 432 de la real chancillería. Juan María A. se trasladó a Alicata, ciudad de Sicilia, dando origen a la rama de esta familia que allí vive gozando de las prerrogativas de nobleza. En Malta floreció en el siglo XVII el padre fray Pedro A., dominico (perteneciente a esta misma familia), consultor del Santo Oficio, muy estimado y acreditado en su Orden, tanto por su inagotable caridad y rígida observancia en sus reglas, como por la persuasiva doctrina que explicó en las cátedras". En el siglo XV ejerció la notaría en la isla Jaime A., y en su protocolo figura la expulsión de los judíos de Malta, año 1498. En una relación de beneficios que se mandó hacer por la autoridad eclesiástica, en 1436, se halla el beneficio de Rahal A. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia A., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento castillo es la característica del dominio feudal, pertenecientes a familias con memoria anterior al siglo XI, es símbolo de autoridad, gobierno y protección. Los esmaltes del arma de los