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Procede de Poulton-le-Filde Laucashire (Inglaterra). Pasó a las Vascongadas, radicando una línea en la villa de Durango (Vizcaya), a mediados del siglo XVIII, época en que se realizaron ante el Señorío las severas pruebas de rigor. De esta ilustre familia fué el reverendo don Eduardo B., martirizado en Lancaster el 7 de Agosto de 1646. Había estudiado en el Colegio Inglés de Valladolid y en esta ciudad se ordenó de misa. Muchos linajes de esta denominación probaron su nobleza en las Ordenes de Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa, (corporaciones nacidas para luchar contra los moros, cooperando a la Reconquista, y asegurar el orden, protegiendo a los peregrinos y desvalidos), Carlos III y San Juan de Jerusalén (es una orden religiosa militar fundada en el siglo XI); numerosas veces en las Reales Chancillería de Valladolid y Granada, en la Real Compañía de Guardias Marinas y en la Real Audiencia de Oviedo. Los Bamber traen por arma: De plata, con dos chevrones de gules, acompañados de cuatro flores de lis de sable, dos en alto y dos en el seno de los chevrones. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia B., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento chevron es el símbolo de protección y de conservación, también es el símbolo de constancia y de firmeza. Los esmaltes del arma de los B. pregonan los siguientes valores: la Plata corresponde al símbolo de la Luna, pureza, sinceridad, templanza, clemencia y amabilidad son las características espirituales de la familia, a las que hay que añadir otras como el afán de victoria y éxito y la elocuencia.