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Apellido canario, enlazó con la última rama descendiente del Soberano guanche de Abona, Aguajona, hijo del Gran Tinerfe. Felipe del Castillo, que fue Capitán, nacido en Buenavista, aldea del Carrizal, en Tenerife, el año 1552, era tataranieto del Mencey de Abona, Adjoña, hijo del dicho Aguajona. Su bisnieta María Francisca Fernández, hija de Miguel Martínez del Castillo y Luisa Francisca Fernández, casó con el Alférez Diego D. del Castillo, en 1693, en Buenavista de donde eran vecinos. De este matrimonio hubo tres hijos; Inés Francisca que continúa la línae, Josefa Francisca y Francisco D. del Castillo. Inés Francisca Fernández D. casó con el Alferez Gonzalo Martel de Simancas, en Buenavista el año 1723. Tuvieron dos hijos: Lázaron y María. Lázaro casó con Francisca González Fajardo en Buenavista, en 1757, su y hijo José Antonio Martel, se desposó con Juana D. del Castillo, en Buenavista el año 1801. Nacieron Francisca y María Martel D. del Castillo. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia D., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento guerrero es la característica de los escudos cuyo origen hay que buscarlo en el oficio militar o de la práctica de justas. Los esmaltes del arma de los D. pregonan los siguientes valores: el Sinople señala las características de la familia a las que fué concedido el escudo de armas que describimos y son tales como el vigor, el afán de victoria y el alto aprecio al honor y a la amistad, además otras características les enriquecieron como la alegría, esperanza, abundancia y caridad, tal es el significado de este esmalte que significa tierra.