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El conde Don Rodrigo Gonzalez de Cisneros, por aquella hazaña de haber dado su caballo al rey Don Alonso el VI y haberle quitado un giron de los faldones, ganó el alcuña de G. y olvidó el apellido de Cisneros; y sus descendientes, conservando el alcuña de G., tienen grandes solares, como lo vemos en la ilustrísima casa del duque de Osuna, y otras de que hizo historia particular el doctor Gudiel. Este pasage se refiere a un hecho histórico, que fué como sigue: hácia fines del siglo XI, Don Alonso VI, rey de Castilla y Leon, alcanzó sobre los moros brillantes victorias, y les quitó muchos pueblos y ciudades, principalmente la coronada villa de Madrid en 1083, y la imperial ciudad de Toledo en 1085. En una de las reñidas batallas que contra ellos tuvo le mataron el caballo; pero Don Rodrigo Gonzalez de Cisneros corrió al ausilio del rey dándole el suyo. Y al tiempo en que Don Alonso montaba a caballo, Don Rodrigo cortó tres girones de su sobrevesta, para que sirviesen de prueba irrecusable de haber sido él quien dió ausilio a la Real Persona, en caso que alguno osara disputarle esta gloria. El rey le premió, concediéndole, entre otras mercedes, que tomase el nombre de G. y pusiese en sus armas tres girones. Para mayor inteligencia del citado pasage, no será tal vez inoportuno añadir que Gerónimo Gudiel, profesor de medicina en la universidad de Alcalá, varón eminente, tanto por sus profundos conocimientos médicos e históricos.