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Dicen el historiador padre Mariana y el genealogista Barahona, que cuando el Conde de Tolosa, que mandaba el tercero de los ejércitos de las Cruzadas, fué a Tierra Santa, le acompañó su esposa doña Elvira, Infanta de Castilla, a la cual, en el castillo de Monte Peregrino, fortaleza que edificó el Conde frente a la ciudad de Trípoli, dió a luz un hijo, al que se le puso por nombre Alfonso, y de apellido o sobrenombre J., por haber sido bautizado en el río Jordán. Tal es el origen de este apellido, tan extendido por Aragón y Cataluña y también por Andalucía y la Montaña santanderina. Según una ejecutoria de infanzonía que poseen los J. de Bierges, la antigüedad del linaje en Aragón se remonta al reinado de don Jaime II, pudiendo establecerse la siguiente genealogía: Pedro J., vecino de la villa de Murillo de Gállego, en el partido judicial de Egea, de los Caballero (Zaragoza), acudió ante el citado Monarca en súplica de que le fuera admitida la salva de infanzonía, obteniendo este favor real y confirmación y reconocimiento de ella. Dicho caballero tuvo legítimo matrimonio a Pedro J., que desde Murillo de Gállego trasladó su residencia a Ardisa, villa del partido judicial de Egea de los caballeros, donde contrajo matrimonio y levantó casal. Uno de sus hijos se llamó Juan J., que continuó residiendo en Ardisa, y tuvo los siguientes hijos: Juan J., que sigue; Martín J., que trasladó su residencia a Fuendetodos (Zaragoza); y Lorenzo J., establecido en Huesca. Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, muchos fueron los hombres y mujeres que cruzaron el Atlántico en busca de un nuevo horizonte, y en concreto los que portando el apellido Jordán, extendieron su linaje por América. Así pues, tras nuestra investigación realizada en el Archivo General