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El origen de la heráldica se pierde en la noche de los tiempos, en la época en que los guerreros se protegían del mal y demostraban su agresividad decorando sus escudos con símbolos y marcas protectores. Más adelante, la verdadera Heráldica surgió, en la época de las Cruzadas, en la que los caballeros lucían sus escudos de armas como medio para identificarse en la batalla, convirtiéndose estos posteriormente en emblemas de nobleza. La Heráldica se originó pues en los círculos de la más alta nobleza, propagándose posteriormente a otras capas de la sociedad. La concesión del escudo de armas se realizaba a un determinado individuo con el derecho a perpetuarlo en su linaje. Quien fuera el principal ancestro y tronco propagador de este ilustre linaje se ignora por su remota antigüedad, siendo tradicional e inmemorial la nobleza de sus hijos, los cuales han gozado siempre y en todas partes de la consideración y preeminencia correspondientes a sus preclaro nacimientos, siendo la más esclarecida de sus líneas la que se arraigó y floreció en Italia. Se destaca su prestigio en diferentes lugares y épocas. Con certeza podemos asegurar que este apellido se deriva del nombre que tenía un ancestro que por poseer virtudes y honores los lego junto con su nombre a generaciones venideras de sus descendientes. Numerosos recuentos y escrituras auténticas nos dejan constancia de las hazañas militares de los nobles personajes de este esclarecido solar. Sería superfluo repetir aquí todo lo que se ha escrito sobre sus blasones, sobre la nobleza y el origen del nombre de esta familia. Nos bastará referirnos a las indicaciones escritas en la introducción de la obra de J. B. Rietstap "El Armorial General" la cual tiene la aprobación de todas las personas competentes en la materia. La disitinción familiar