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El primitivo solar de este apellido radicó en la villa del M. (cuyo nombre tomó), del partido judicial de Tarragona. Se extendió por Cataluña, y en el año 1251 existía ya en Mallorca, pues Bernardo M. era en aquel año alcaide del castillo de Alaró. Una casa muy importante de este apellido hubo en la villa de Alcudia, también en Mallorca, cuyos individuos prestaron grandes servicios al emperador Carlos V en la época de los comuneros. El citado monarca, por real cédula de 14 de octubre de 1525, les concedió privilegio perpetuo de franqueza de derechos municipales. Francisco M. fue jurado por el estamento de ciudadanos en 1456 y 1484. Basilio M., en 1499; otro Basilio M., fue conseller en 1571 y jurado en 1593; Otro Basilio M., en 1600 y 1604; Francisco M., en 1626; otro Basilio M., en 1635; otro Francisco M., en 1639; Pedro Juan M., de Pastoritx, en 1651, 1658 y 1662, y Jaime M., en 1714. todos por el estamento de ciudadanos. Miguell M. sirvió en las guerras de Granada y de Lombardía, armó a su costa una faleota de veinticuatro bancos para el servicio de S. M., y para este mismo objetivo costeó una nave de dos mil quinientas salmes, que se perdió cuando iba con víveres de Sicilia a Nápoles. Este mismo caballero contaba en 1595 treinta años de servicios, siendo capitán de mar y tierra, y en ese año se le encargó la defensa del castillo de la ciudad de Palma, ante el temor de una invasión de los turcos. Su hijo, Basilio M., murió de capitán en las guerras de Italia.