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Con Martín López de M. empieza Lope García de Salazar el estudio de los linajes oñacinos. No dice, sin embargo, quién fué, no de dónde procedía este Martín López, pues sólo se le ve pelear contra sus contrarios. Su descendencia tomó otros apellidos, pero como después exiatieron muchos individuos del apellido M., no es difícil que desciendan de algún hijo de aquel, o de algún Lezcano o Loyola, que al recibir su parte de herencia del solar de M., restableciese el apellido. también es posible que algunos modernos M. no tengan la menor relación con el citado Martín López de M., del Ayuntamiento de Cigoitia, y partido judicial de Vitoria. Finalmente diremos que hubo casas de M. en el Duranguesado y en Bilbao (Vizcaya), y en las villas de Léniz y Vergara, en Guipúzcoa. La casa de Vergara procede del lugar de Uncella, Valle de Aramayona, en Álava, donde está el palacio de Rotalde, solar de los Condes del Valle. Una rama muy distinguida de este linaje es la que posee el título de Conde de Láriz. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia M., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento árbol (roble, pino, ciprés) significa que la nobleza de la familia es antigua y va asociada con la benignidad y la perseverancia, virtudes supuestas de sus componentes. Los esmaltes del arma de los M. pregonan los siguientes valores: la Plata corresponde al símbolo de la Luna, pureza, sinceridad, templanza, clemencia y amabilidad son las características espirituales de la familia, a las que hay que añadir otras como el afán de victoria y éxito y la elocuencia.