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Este apellido es muy extendido en la penísula con numerosas casas solariegas. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en la campaña del rey Sancho VII, en 1215, formando parte de las tropas que conquistaron varias localidades valencianas y que el papa Honorio III reconoció su propiedad en 1216. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de la celebración de las fiestas y justas que se celebraron en Madrid con motivo de la venida de D. Carlos, príncipe de Gales, hijo de Jacobo I, en tiempos de Felipe IV. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Tomasa. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia T., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento caldera es el símbolo de la grandeza. Las copas, jarros y calderas, así como otras vasijas que servían para el manejo de vituallas, eran antiguamente la marca de ricohome en España. Viene su origen del pendón y calderas que entregaban los Reyes a aquellos magnates que consideraban Grandes del Reino, teniendo entre sus facultades privativas, la de levantar y sostener tropas a sus expensas. Los esmaltes del arma de los T. pregonan los siguientes valores: el Gules es el símbolo de la fuerza, del poder, del amor ferviente a Dios y al prójimo, tal es el significado de este esmalte, a lo que habría