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El primero que aparece con este apellido en las historias genealógicas es Don Alonso Fernandez T., que floreció en tiempo del rey don Alonso el Católico, a quien acompañó en las guerras contra los moros. Tuvo ilustre sucesion, que se estendió en varias provincias de la Península; pero la rama principal hizo asiento en el valle de Bureba, en las montañas de Burgos, como lo afirma el cronista Antonio de Barahona en su Nobiliario original, añadiendo que es uno de los principales solares de aquel valle, de notorios hijos-dalgo de armas poner y pintar, y devengar quinientos sueldos áureos al fuero antiguo de España. De allí salieron distinguidos varones, que fijando su morada en diversos puntos de España, como queda indicado, fundaron nuevos solares en Asturias, Vizcaya, Aragón, Andalucía y otra partes. Así lo espresan en sus obras, ya impresas ya manuscristas, Don Miguel de Salazar y Mendoza, cronista y capellan de honor del rey Don Felipe IV: Lope de Vadillo, rey de armas; y Don Tomás Francisco de Monleon y Ramiro, de su Coleccion general de apellidos de las Montañas. Las distintas ramas de esta familia establecidas en Andalucía reconocen por tronco y progenitor a Rodrigo T., quien fué uno de los mas valerosos soldados que acompañaron al rey Don Alonso en la batalla de las Navas, mereciendo que el rey premiara sus servicios con varios heredamientos en término de la ciudad de Ubeda. Son sus armas: Mantelado; el primero de plata y un árbol verde surmontado de una cruz llana roja, y atravesado al tronco un lobo negro; el segundo de azur y cinco estrellas de oro puestas en sautor; el tercero de oro y una torre de piedra ahumada. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia T., pues