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Quién fuera el principal ascendiente y troncal propagador de este ilustre linaje se ignora por su remota antigüedad, siendo por tanto tradicional e inmemorial la nobleza de sus hijos, las cuales han gozado siempre y en todas partes de la consideración y preeminencias correspondientes a sus lustrosos nacimientos, no siendo la menos esclarecida de sus líneas, la que se arraigó y floreció en Granada. Fueron muchos los ilustres caballeros de esta familia que con su astucia, fuerza e hidalguía lucharon contra los moros. Muchos linajes de este apellido probaron su nobleza en las Órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa, (corporaciones nacidas para luchar contra los moros, cooperando a la Reconquista y asegurar el orden, protegiendo a los peregrinos y desvalidos), Carlos III y San Juan de Jerusalén (es una orden religiosa militar fundada en el siglo XI); numerosas veces en las Reales Chancillería de Valladolid y Granada, en la Real Compañía de Guardias Marinas y en la Real Audiencia de Oviedo. Los de Vizcaya traen por armas: En gules, un águila, de oro difamada. Otros traen: En gules, un castillo, de plata, aclarado de azur, sobre ondas de agua de azur y plata, de las que salen dos cabezas de sierpe de oro, una a cada lado del castillo. Otros: En gules, una flor de lis, de oro y en cada ángulo de escudo una media luna de plata, puntas adentro, Bordura de oro. Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, muchos fueron los hombres y mujeres que cruzaron el Atlántico en busca de un nuevo horizonte y en concreto los que portando el apellido Ureña extendieron su linaje por América. Así pues, tras nuestra investigación ralizada en el Archivo General de Indias, donde consta el nombre de los pasajeros que viajaron al Nuevo Mundo, encontramos que los nueve nietos